Europa necesita una política alimentaria integral y sostenible

Fotografía cedida por el Comité Económico y Social Europeo (CESE) de Peter Schmidt, miembro del Grupo de Trabajadores (Grupo II) del CESE y jefe de la Unidad de Asuntos Internacionales y Europeos del Sindicato de Alimentación, Consumo y Restauración (NGG).
Nunca antes en la historia de Europa la seguridad y la calidad de los alimentos han sido tan elevadas como hoy en día. En Europa se producen más alimentos que nunca, y nunca han sido tan fáciles de conseguir: todo está disponible, en cualquier momento y en cualquier lugar. Pero esto no significa que el sector agroalimentario sea perfecto, quedan muchos aspectos que mejorar, mantiene en una tribuna en exclusiva para EuroEFE Peter Schmidt, miembro del Comité Económico y Social Europeo (CESE).
(Las opiniones vertidas en esta tribuna reflejan exclusivamente la posición de su autor, y no pueden ser atribuidas a EuroEFE.EURACTIV.es ni a ninguno de los asociados de la red europea de EURACTIV ni a la Agencia EFE)
Así que ¿significa esto que tenemos ahora el perfecto sector agroalimentario? ¡Ni mucho menos! La reputación de la industria es ahora peor que nunca: la relación de aspectos negativos incluye la extinción de especies y la crueldad con los animales, así como los escándalos alimentarios, la especulación de las multinacionales, los bajos precios que se pagan a los pequeños agricultores y las malas condiciones laborales que se dan en algunas partes de la industria. Por otra parte, la política agrícola europea de los últimos 50 años o más se ha centrado únicamente en la maximización de la producción alimentaria, sin tener en cuenta lo que se produce y cómo se produce.
► En ninguna otra cadena de suministro se dan tantas prácticas comerciales desleales como en el sector alimentario.
► La comida se está desperdiciando más "barata" que nunca, como resultado directo de esta estructura competitiva poco saludable. Esta evolución hace que se pierda el valor de los alimentos.
► La política agrícola actual no ha sido capaz de garantizar una renta adecuada para los agricultores.
► No hay coherencia entre los ámbitos de la agricultura sostenible, la alimentación sana, la protección del medio ambiente, las relaciones comerciales justas, etc. Esta coherencia es absolutamente necesaria para aplicar los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas.
► Se ha demostrado que muchas personas tienen dietas deficientes debido a las desigualdades sociales y la pobreza alimentaria, lo que a largo plazo supone un coste enorme para su salud. Alrededor del 37 % de las muertes en la Unión Europea son atribuibles a una dieta poco saludable.
► El rico patrimonio cultural de la UE se ve amenazado por los ingentes presupuestos de marketing de la industria alimentaria.
Estos problemas son el resultado de la caótica estructura de la industria alimentaria europea y de la falta de coordinación política.
Cada operador del mercado se centra en sus propios intereses y las políticas destinadas a poner orden en el caos resultan un fracaso total. El problema es que, lamentablemente, muchos políticos de los Estados miembros -y también de Bruselas- están completamente obsesionados con la idea del neoliberalismo, que les impide ver el panorama general, a saber, la necesidad de una política alimentaria paneuropea global.
El Comité Económico y Social Europeo ha aprobado recientemente un dictamen sobre este tema, en el que se establecen los primeros pasos y recomendaciones concretas.
Entonces, ¿qué tiene que conseguir una política alimentaria integral basada en los objetivos de sostenibilidad?
► Debe ser sostenible desde el punto de vista social, medioambiental y económico;
► Debe integrarse en todos los sectores y niveles de gobernanza;
► Debe incluir todos los sectores de la sociedad;
► Debe garantizar unas condiciones laborales equitativas a todos los niveles.
Metafóricamente hablando, una política alimentaria integral podría verse como un templo cuyos cimientos son la gobernanza y la coordinación.
Los pilares del templo entonces serían los siguientes ámbitos:
► Agricultura, y, por tanto, reforma de la PAC
► Desarrollo territorial/desarrollo rural equilibrados (Cork 2.0)
► Transición hacia una economía circular
► Modelos de consumo sostenibles
► Distribución equitativa en la cadena de suministro
► Preservación de la diversidad cultural de Europa
► Protección del medio ambiente
► Educación
► Comercio
El tejado del templo sería la propia política alimentaria.
Para erigir este templo, la Comisión Europea tiene que tomar la iniciativa y adoptar las medidas necesarias, que son las siguientes:
► Debería crearse un grupo de trabajo intersectorial e interinstitucional, con el fin de elaborar un plan de acción sobre la sostenibilidad alimentaria.
► Es importante aprovechar las audiencias organizadas por el Comité Económico y Social Europeo para elaborar el dictamen.
► Debería elaborarse un "Cuadro de indicadores de la alimentación sostenible en la UE" para fomentar y supervisar los progresos realizados en la consecución de los objetivos fijados.
► Debería crearse un nuevo Consejo Europeo de Política Alimentaria.
► La transición hacia sistemas alimentarios europeos sostenibles requiere el desarrollo de directrices alimentarias sostenibles de la UE, que incluyan orientaciones sobre etiquetado inteligente de los alimentos sostenibles.
► Por lo tanto, se solicita a la Comisión Europea, al Parlamento Europeo y al Consejo que estudien la conveniencia de crear una Dirección General de Alimentación, que podría tomar la iniciativa en materia de reglamentación, legislación y, en su caso, cumplimiento de las mismas.
Si los políticos quieren tomar medidas sostenibles a largo plazo, tienen que elaborar una estrategia que tenga en cuenta estas propuestas, que habrían de implementarse de acuerdo con todos los participantes en la cadena de suministro. No se trata principalmente de adoptar nuevas leyes, sino más bien de coordinar e integrar la amplia variedad de iniciativas que ya existen.
Para saber más:
► Sobre el autor: Peter Schmidt es miembro del Grupo de Trabajadores (Grupo II) del CESE y jefe de la Unidad de Asuntos Internacionales y Europeos del Sindicato de Alimentación, Consumo y Restauración (NGG).