Zagreb (EuroEFE).- El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, pidió a los políticos de Bosnia que superen el pasado, las divisiones internas y que emprendan las reformas que pongan al país en la senda comunitaria.
«Basta de pasado», demandó el jefe de la diplomacia europea en declaraciones a la televisión regional N1.
«La reforma constitucional y electoral es una prioridad urgente«, subrayó, y explicó que «la UE trabaja en facilitar las negociaciones (sobre estas reformas) junto con EEUU».
Pese a las reiteradas exigencias de la UE y a dos condenas del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Bosnia mantiene una Constitución y una ley electoral discriminatoria ya que no permite a miembros de minorías como la judía, la albanesa o la gitana aspirar a cargos públicos de alto nivel.
Esas limitaciones vienen impuestas por el Acuerdo de Dayton, que puso fin a la guerra civil (1992-1995) y que dividió políticamente el país en tres pueblos: bosniomusulmanes, serbobosnios y bosniocroatas.
La presidencia colegiada del país, por ejemplo, está formada por un miembro de cada uno de esos pueblos, lo que impide la presencia de otras minorías, un elemento discriminatorio que impide que el país se acerque a la UE.
Borrell también criticó las tendencias secesionistas de las autoridades serbobosnias, que han amenazado con crear instituciones propias y retirarse de las comunes a escala nacional.
Por todo ello, Borrell llamó a dejar de «bloquear el progreso» y «mejorar el funcionamiento de las instituciones».
Los cambios necesarios, señaló, deberían adoptarse «mucho antes» de las elecciones de 2022, previstas para otoño.
Bosnia-Herzegovina está integrada por dos entes, la Federación y la República Srpska, y es uno de los estados del mundo con un funcionamiento institucional más complejo.
Con apenas 3,5 millones de habitantes, cuenta con 14 gobiernos regionales, una presidencia tripartita, 14 parlamentos bicamerales y alrededor de 130 ministerios y consejerías.
Editado por Fernando Heller