Bruselas (EuroEFE).- La artista búlgaro-ucraniana Yona Tukuser se sumerge en 14 años de investigación histórica para descubrir las consecuencias de las hambrunas del siglo XX en Ucrania, que plasma en su proyecto HUNGER, expuesto esta semana en el Parlamento Europeo en Bruselas.
La muestra HUNGER, llevada a las salas de la Eurocámara por iniciativa del eurodiputado búlgaro del Partido Popular Europeo Andrey Kovatchev, tiene un objetivo claro: contar las hambrunas -no solo una- que acontecieron en Ucrania en 1921-1923, 1932-1933 y 1946-1947.
«Cuando estudiamos sobre el Holodomor en la escuela, nos mostraron imágenes de situaciones terribles en las que la gente llegaba a practicar el canibalismo y comer carne humana. Esas escenas permanecieron en mi mente toda la vida», explicó en una entrevista con EFE Tukuser, perteneciente a la minoría búlgara de Ucrania.
Tukuser, formada en la Academia Nacional de Artes de Sofía, señaló «el desconocimiento» por parte de sus compañeros de universidad sobre la última gran hambruna de Ucrania: «Me preguntaban por la historia de mi país y, mientras todos conocían los dos primeros episodios, nadie sabía lo que pasó después de la Segunda Guerra Mundial».
«La última hambruna fue escondida por el régimen comunista y los medios de comunicación del momento. Hasta yo misma desconocía sus dimensiones y la gran extensión del canibalismo entre las comunidades», puntualizó.
La artista arroja paralelismos entre las historias desempolvadas de los supervivientes de los sucesivos Holodomor -contando con los relatos de más de 80 testigos- y las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania, en un momento cercano a que se cumplan dos años del conflicto armado.
En óleo sobre lienzo, Tukuser cuenta la historia de Ilia, un niño de 6 años de Mariupol que perdió a sus padres durante la guerra y, después de tres semanas abandonado a su suerte, «trató de alimentarse comiéndose los juguetes de otro niño», afirmó la artista.
No es la única obra que referencia la guerra en Ucrania. La exposición incluye una instalación artística que muestra un segmento real de un dron ruso llamado Geran que sobrevoló un almacén de grano en la ciudad ucraniana de Odesa y, junto a él, auténtico grano quemado como resultado del ataque.
«Durante el Holodomor, el grano de los ucranianos era arrebatado a la fuerza por las autoridades soviéticas y hoy este mismo grano está siendo quemado por los misiles de Rusia», puntualizó la artista.
Las historias de las pinturas cobran vida real en el documental Antropofagia, también disponible en la exposición, donde Tukuser asegura abrir «la caja negra» de este episodio de la historia para, a través de entrevistas realizadas por la propia artista a las comunidades búlgaras de Ucrania en 2018, desvelar los recuerdos de las víctimas de la última hambruna, que llevó a la inanición a más de 100.000 búlgaros en la región de Odesa.
«Le pregunté a una de las supervivientes qué era peor: el hambre o la guerra. Me dijo que era mucho peor el hambre, porque afectaba a toda la población», recordó la artista.
Tukuser se refiere a las piezas artísticas que componen la exposición HUNGER -disponibles para el público hasta el 25 de enero- como «documentos espirituales», los cuales persiguen hacer ver al público «que las consecuencias de la guerra son mucho más grandes que las batallas en sí».
Editado por Sandra Municio