Coquelles (Francia) (EuroEFE).- El eurotúnel se prepara para conmemorar el 30 aniversario de su entrada en servicio en mayo de 1994 con un enorme margen de crecimiento respecto a las expectativas que se generaron desde el principio y con el estigma persistente del Brexit, que conlleva nuevos protocolos de seguridad.
«Abrimos un segundo capítulo de nuestra historia«, destacó Yann Leriche, consejero delegado de Getlink, la concesionaria del eurotúnel, durante una visita con la prensa este mes a sus instalaciones en la terminal en Francia, con la pretensión de poner en valor su potencial inexplotado.
Leriche se esforzó en subrayar que el túnel «es más moderno que nunca» y ofrece «muchas oportunidades que vamos a buscar» en un contexto «muy favorable», marcado en particular por la ventaja que ofrece el tren frente a otros medios de transporte, como la carretera o el avión, ante la necesidad de descarbonizar la economía.
Tanto él como sus directivos hicieron hincapié en las capacidades no utilizadas de esta infraestructura que se extiende a lo largo de 50 kilómetros, de los cuales 37 transcurren bajo el Canal de la Mancha, excavado a cuarenta metros bajo el nivel del mar aunque llega a tener una profundidad de hasta 60 metros.
SÓLO UN 40 % DE SU POTENCIAL EXPLOTADO
Cada día circulan unos 400 trenes en total, entre los convoyes que transportan vehículos entre la terminal francesa en Coquelles, cerca del puerto de Calais, y la británica de Folkestone, en el condado de Kent: los trenes de alta velocidad de larga distancia Eurostar y los trenes de mercancías.
Sin embargo, con los equipamientos actuales, que incluyen una modernización del dispositivo eléctrico que ha supuesto una inversión de 45 millones de euros, esa cifra puede ser de 1.000 trenes, e incluso se puede ir más lejos con la instalación del sistema de señalización europeo ERTMS, previsto en el horizonte de 2030.
Pero en espera de que se puedan concretar las ambiciones de crecimiento, con proyectos como los que han lanzado para operar trenes de alta velocidad entre Londres y el continente europeo el grupo español Evolyn (de la familia Cosmen) y el neerlandés Heuro, el gran reto a corto plazo de Getlink es el llamado Sistema de Entradas y Salidas (EES, en sus siglas en inglés).
UN CONTROL ADIOCIONAL PARA LOS EXTRACOMUNITARIOS
El EES es una obligación de control fronterizo adicional que se tendrá que aplicar desde octubre de 2024, por el que la Unión Europea impone que se registren los datos biométricos (reconocimiento facial y huellas digitales) a todas las personas que vayan a entrar en su territorio y no pertenezcan a ninguno de los Estados miembros.
Para el eurotúnel, eso concierne en particular a los británicos, que son el 70 % de los clientes que utilizan los convoyes de vehículos de turismo y el 10 % de los conductores de los camiones que suben a sus trenes.
Getlink, que ha invertido 78 millones de euros para los nuevos protocolos de identificación, confía en que el tiempo suplementario para quienes tengan que someterse a esos controles sea de entre 5 y 7 minutos. Hay que tener en cuenta que actualmente pasan unos 90 minutos de media entre que un vehículo entra en sus instalaciones y sale al otro lado del Canal de la Mancha.
El eurotúnel es una compleja infraestructura que comprende dos terminales, una de 650 hectáreas en la boca francesa, y otra de 150 en la británica.
El elemento principal son los dos túneles paralelos por los que circulan los trenes, uno para cada sentido pero intercambiables, divididos en tres intervalos para poder pasar de uno a otro, y un tercer túnel de servicio para las labores de mantenimiento o, en caso extremo, para llevar a cabo evacuaciones en caso de incidentes.
En las tres décadas de servicio, se han registrado dos incendios en el interior, en ambos casos por camiones que iban cargados en los trenes. El túnel de servicio sólo ha tenido que utilizarse para evacuaciones en tres o cuatro ocasiones.
Editado por Sandra Municio y Lucía Leal