Año tras año, crisis tras crisis, Europa se está viendo sometida a constantes retos que ponen en juego su unidad. Estos desafíos, que incluyen la pandemia, la guerra en Ucrania y la crisis energética y climática, tienen un punto en común: las únicas soluciones posibles para sobrepasarlos son la solidaridad, la cohesión y la democracia. Los representantes locales y regionales lo sabemos muy bien y estamos comprometidos al fortalecimiento de estos valores.
Hace ya más de siete meses que millones de personas huyen de Ucrania a raíz de la invasión del ejército de Putin. Las ciudades y regiones europeas han acogido a los refugiados ucranianos con los brazos abiertos, mostrando su cara más solidaria. La magnitud de la tarea no tiene precedentes en la historia reciente del continente y nos obliga a reflexionar a la creación de un mecanismo europeo de solidaridad obligatoria para compartir la acogida de los refugiados en Europa, independientemente de su origen.
A pesar de los momentos convulsos que vivimos, estamos viendo como la solidaridad sigue siendo la fuerza motriz de los dirigentes locales y regionales de toda Europa. El barómetro anual de la Unión Europea (UE) de 2022 sobre el estado de las regiones y ciudades, elaborado por el Comité Europeo de las Regiones, muestra que, para la mitad de los encuestados, la manera más eficaz de ayudar a Ucrania es hacer partícipes a las regiones y ciudades de la UE en los planes de reconstrucción. Con este espíritu, el Comité Europeo de las Regiones ha puesto en marcha en junio de este año la Alianza Europea de Ciudades y Regiones para la Reconstrucción de Ucrania, cuyo objetivo es reforzar una cooperación que ya se daba antes de la guerra.
La necesidad de ocuparnos de las consecuencias inmediatas de la guerra en Ucrania no debe hacernos olvidar los retos a los que nos enfrentamos a largo plazo, como es la reconstrucción de nuestro tejido social y nuestras economías tras la pandemia, durante la cual se ha podido comprobar el papel fundamental que han tenido las regiones y ciudades en la aportación de soluciones para la ciudadanía.
Además, las ciudades y regiones europeas tenemos la difícil tarea de gestionar un invierno que se prevé muy complicado, con precios de la energía desbocados y que ya están afectando a millones de particulares, empresas y administraciones públicas. Los alcaldes y los dirigentes regionales tenemos la responsabilidad de proteger a todos los ciudadanos, en particular a los más vulnerables, poniendo en marcha medidas de ahorro energético y de protección social que den respuesta a las expectativas de la ciudadanía.
Cuando la Unión Europea y sus Estados miembros diseñaron los históricos planes de recuperación, podrían haber tenido como referencia el éxito que ha demostrado tener la política de cohesión, que durante décadas ha ayudado a reducir las disparidades sociales, económicas y territoriales en el seno de la Unión Europea gracias a la participación directa de las regiones y las ciudades. Y es que la participación de las entidades locales y regionales se presenta como un elemento clave, como actores de primer orden en la relación con la sociedad civil y las empresas, si se quiere conseguir el éxito en la gestión y ejecución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
COLABORACIÓN MÁS ESTRECHA
Necesitamos una colaboración más estrecha entre los dirigentes de la UE y estatales con los líderes regionales y locales con el fin de responder con mayor eficacia a la amplia variedad de retos a los que nos enfrentamos. De cara al futuro, nuestro objetivo es modernizar la política de cohesión, clave para reducir las desigualdades y para llevar a cabo unas transiciones ecológicas y digitales justas para todas y todos, particularmente en las zonas rurales.
A pesar de los logros conseguidos, las desigualdades en Europa siguen aumentando y millones de personas están en situación de precariedad laboral. Por ello, no escatimaremos esfuerzos para avanzar la Europa social mediante la ejecución del Plan de Acción del Pilar Europeo de Derechos Sociales, apoyando la formación y el acceso a un trabajo digno.
Hace treinta años que se firmó el Tratado de Maastricht en virtud del cual se creó el Comité Europeo de las Regiones, que ha permitido la participación directa de las ciudades y las Comunidades Autónomas en el proyecto europeo. La UE ha vivido una nueva experiencia democrática con la reciente Conferencia sobre el Futuro de Europa, que ha reclamado una mayor participación ciudadana y un refuerzo del papel del Comité Europeo de las Regiones. Estas dos propuestas tienen en común el deseo de reforzar la democracia local, el nivel de gobernanza que muy a menudo goza de mayor confianza entre la ciudadanía. El barómetro regional y local de este año indica que nueve de cada diez representantes locales y regionales piden una mayor influencia en el futuro de la UE.
Sin duda, las regiones y ciudades desempeñan un papel fundamental a la hora de defender el proyecto europeo y reforzar la democracia, hecho que creemos merecedor de un mayor reconocimiento por parte de la UE. Mantener la solidaridad, la cohesión y la democracia en Europa es un deber moral que tiene que empezar en cada uno de nuestros pueblos, ciudades y regiones. Para ello, hacemos un llamamiento a todos los dirigentes en Europa para que defiendan los valores democráticos en vistas a las elecciones europeas de 2024 y para que se escuche la democracia local en una próxima Convención Europea.
Vasco Alves Cordeiro, Presidente del Comité Europeo de las Regiones
Concha Andreu, Presidenta de La Rioja y Presidenta de la Delegación española del Comité Europeo de las Regiones