Un «muro humano», un sombrero y una silla de ruedas: así logró Puigdemont esfumarse en Barcelona

Un "muro humano", un sombrero y una silla de ruedas: así logró Puigdemont esfumarse en Barcelona

El expresidente catalán Carles Puigdemont, este jueves durante su breve discurso en Barcelona, tras casi siete años huido en el extranjero, y pese a la orden de detención nacional en su contra. EFE/ Alberto Estevez

Barcelona (EuroEFE).- Un «muro humano» que lo amparaba, un sombrero de paja para camuflarse y un coche a punto con una silla de ruedas como disimulo: así logró el expresidente catalán Carles Puigdemont burlar a la policía que intentaba detenerlo, cuya persecución resultó además frustrada por un semáforo en rojo.

Unas maniobras de distracción planificadas al detalle, al abrigo del multitudinario acto de «bienvenida» que Junts y las entidades soberanistas organizaron para recibir a Puigdemont, propiciaron que el expresidente catalán esquivara a unos agentes que carecían de información sobre sus pasos previos y que, como reconoció este viernes el comisario jefe Eduard Sallent, creyeron en sus palabras de que asistiría al pleno de investidura, a riesgo de ser detenido.

Estos son los momentos clave de una huida que ha puesto de nuevo en jaque a esa policía regional catalana, conocida como los Mossos d’Esquadra, y ha dado pie a una insólita andanada del comisario jefe contra el expresidente, huido de la justicia desde hace casi siete años, y su entorno.

Un «muro humano» de autoridades que renunciaron a su escolta

Rodeado en todo momento por sus seguidores, Puigdemont subió el jueves al escenario en Barcelona -cuyo ‘backstage’ estaba protegido por unas vallas amarradas con bridas- y, visiblemente nervioso, se dirigió a los suyos en un breve discurso de poco más de cuatro minutos.

En cuanto terminó, despidiéndose con un equívoco «no sé cuándo volveremos a vernos«, abandonó rápidamente la tarima junto a Turull y a su abogado Gonzalo Boye, y se adentró en la comitiva de cargos que avanzaba hacia el Parlament.

Una comitiva integrada, entre otros, por el presidente del Parlament, Josep Rull -segunda autoridad de Cataluña-, y otros cargos electos -entre ellos los expresidents Artur Mas y Quim Torra. Ninguno de ellos iba acompañado de escolta, porque los que cuentan con ese servicio de protección de los Mossos habían renunciado a él esa misma mañana.

Los agentes de la Comisaría de Información, que estaban desplegados en la zona de paisano, intentaron acercarse a Puigdemont en ese momento, pero «una masa de personas configuró un muro» que les cerró el paso, detalló Sallent en una rueda de prensa este viernes.

Sombrero y un coche con silla de ruedas

Oculto entre la masa que lo arropaba, Puigdemont aprovechó entonces para deslizarse hacia una carpa próxima montada con motivo del acto, donde tanto él como Turull se colocaron un sombrero de paja, idéntico al que usaban los miembros de la organización del acto.

Desde allí, se movieron con rapidez hasta un turismo de color blanco -propiedad de un mosso d’esquadra, ya detenido- que llevaba una silla de ruedas sobre el asiento del copiloto, visible desde fuera, con lo que podía pasar por un coche de discapacitado con permiso para estacionar en una zona privilegiada.

Una huida «no rectilínea» y un semáforo en rojo

El coche que llevaba a Puigdemont, un Honda de color blanco, emprendió la huida a toda velocidad en dirección a la Estación del Norte de Barcelona y, posteriormente, descendió por las calles Nàpols y Sardenya, rodeando el parque de la Ciutadella que alberga el Parlament.

En ese trayecto fue perseguido por los Mossos d’Esquadra con una conducción «no rectilínea» que hizo pensar a los mandos policiales que planeaba entrar por otra de las puertas del recinto de la Ciutadella para acceder al Parlament.

No fue así. El turismo de Puigdemont giró por el paseo Circumval.lació, aún con el coche de los Mossos detrás, pero un semáforo en rojo cerró el paso al vehículo policial y dio al expresidente de la Generalitat unos minutos de ventaja que fueron claves para asegurarse la huida, en una zona cercana a las rondas que permiten cruzar Barcelona a toda velocidad.

«Desinformación» de Junts y lagunas en inteligencia

Antes del acto del jueves, los Mossos d’Esquadra no disponían de «operación operativa y de inteligencia» sobre el paradero de Puigdemont ni tenían pistas de cómo ni cuándo regresó a territorio español, admitió el propio Sallent.

Por tanto, no pudo confirmar si el expresidente llevaba en Cataluña desde el martes, como ha apuntado el secretario general de Junts, Jordi Turull, quien asegura que cenó con Puigdemont ese día en Barcelona y que el ex eurodiputado se encuentra ya en Bélgica.

Sin pistas de inteligencia, los agentes de paisano desplegados en la zona del Arc de Triomf donde se había organizado el baño de masas de Puigdemont lo vieron en el mismo instante que el resto de ciudadanos que seguía el acto por televisión: «Lo visualizamos acompañado de una masa y autoridades políticas, lo que no hace oportuno ni idóneo la intervención en ese momento«, apuntó Sallent.

La policía catalana, además, se fió de Puigdemont y los miembros de su partido, que llevaban días apuntando a que el expresidente estaría presente en el Parlament para la investidura de Illa, sin que se les ocurriera la posibilidad de una huida.

Una «campaña de desinformación con elementos de confusión«, en palabras de Sallent, que ha indignado tanto al comisario jefe como al conseller de Interior catalán en funciones, Joan Ignasi Elena, por considerarlo una actitud impropia de alguien que presidió la Generalitat.

Editado por Lucía Leal


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