Roma (EuroEFE).- La emergencia migratoria se ha traslado a las islas Canarias (España) desde Lampedusa (sur de Italia), donde las llegadas se ha ralentizado gracias a la colaboración con varios países del norte de África, según el Gobierno italiano.
«En agosto hubo 8.500 llegadas, frente a las 25.000 de hace un año, con 5.000 menores no acompañados frente a los 18.000 del año pasado. Además, hubo un aumento del 20 % en las repatriaciones», asegura el subsecretario del Interior, Nicola Moteni, en una entrevista este lunes con el diario ‘La Stampa’.
Ello ha sido posible «gracias a la cooperación internacional con Túnez, Libia y Egipto, de modo que mientras el año pasado la emergencia estaba en Lampedusa, hoy está en Canarias, en España», explica, al destacar que «la disminución de los desembarcos es un resultado extraordinario de este Gobierno» que preside la ultraderechista Giorgia Meloni.
Moteni sostiene que la política migratoria del Ejecutivo Meloni «se produce en un marco de políticas internacionales con el control de organizaciones como ACNUR (Agencia de la ONU para los Refugiados) y la OIM (Organización Internacional Para las Migraciones). Por tanto, los derechos humanos están garantizados».
Miembro de la ultraderechista Liga, uno de los tres partidos que apoyan el Ejecutivo de Meloni, que ha convertido la lucha contra la migración irregular en su caballo de batalla, el subsecretario reconoce que sigue habiendo «muertos y desaparecidos, pero menos que en el pasado».
La lógica de la integración
Y respecto a la reciente declaración del papa Francisco de que «rechazar a los inmigrantes es un pecado grave», el político de la Liga, formación de extrema derecha liderada por Matteo Salvini, Molteni afirma que el pontífice «tiene una visión universal basada en la acogida y la fraternidad».
«Estoy de acuerdo con él cuando dice que la acogida debe hacerse según la lógica de la integración. Hay que ayudar a los que huyen de las guerras, pero hay que expulsar a los inmigrantes económicos», agrega.
«El decreto de flujos funciona, sí a los inmigrantes con permiso y contrato de trabajo, no a los ilegales. Además, hemos activado corredores humanitarios con la Iglesia y la comunidad de San Egidio», asegura.
Mientras que sobre el centro de inmigrantes que el Gobierno italiano prevé abrir en breve en Albania para repatriar a los migrantes que se dirijan a Italia, sin pisar su territorio, y que la oposición ve como una costosa propaganda política, Molteni lo considera un acuerdo «útil, necesario y moderno».
«Será el futuro en los territorios no comunitarios. Es un acuerdo para disuadir las salidas y aligerar nuestras estructuras aprobado por 15 países europeos. Me sorprende que la izquierda despotrique contra el centro de Albania y no proteste contra la reciente decisión de Alemania de devolver a 28 afganos a Kabul, no precisamente la cuna de la democracia», explica.
«El centro de Albania será el modelo de gestión de los flujos migratorios. La primera ministra Meloni ha anunciado que debería estar operativo en las próximas semanas, por encima de las instrumentalizaciones de la izquierda que utiliza banderas políticas para cubrir vacíos políticos», concluye.
Hasta el pasado sábado, 30 de agosto, han desembarcado en las costas italianas 41.350 migrantes, menos de la mitad de los 114.513 que lo hicieron en el mismo periodo del año anterior e incluso por debajo de los 57.064 que lo hicieron en 2022.
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Editado por Fernando Heller