Londres / Bruselas (EuroEFE).- Después de varios retrasos, el Reino Unido empieza a aplicar desde este 31 de enero los nuevos controles fronterizos sobre las importaciones de alimentos y productos animales que fueron pactados en el acuerdo del Brexit, que para algunos importadores complican y ralentizan sus operaciones.
La complejidad para desenredar el intercambio comercial del Reino Unido con la Unión Europea (UE), después de que el país votase en junio de 2016 a favor de salir del bloque, ha forzado al Gobierno a implementar ahora los controles sanitarios y fitosanitarios que debieron haber entrado en vigor hace meses.
Los retrasos -hasta un total de cinco- se decidieron para dar tiempo adicional y tras escuchar las opiniones de los afectados.
A partir de este miércoles, empezará a regir en el Reino Unido el llamado modelo operativo de objetivos fronterizos (‘Border Target Operating Model’, BTOM, en inglés), que establece un calendario sobre las inspecciones fronterizas de alimentos, destinadas a proteger al país de las posibles amenazas de bioseguridad.
Según el Gobierno, el BTOM simplificará los controles sanitarios sobre las importaciones y agilizará los procesos comerciales, con la ayuda de las nuevas tecnologías, que a su vez deberían permitir una mejor gestión de los gastos burocráticos adicionales.
Impulsar las importaciones es vital para el Reino Unido, ya que en el tercer trimestre de 2023 su valor total llegó a 218.000 millones de libras (255.880 millones de euros), mientras que las exportaciones alcanzaron los 213.500 millones de libras (247.660 millones de euros), lo que supuso un déficit comercial de 4.500 millones de libras (5.220 millones de euros).
FECHAS CLAVE DEL NUEVO MODELO
Al desarrollar el nuevo modelo, el Gobierno ha fijado varias fechas clave para 2024, a fin de dar a las empresas el tiempo que necesitan para adaptarse a las nuevas inspecciones, que serán graduales.
Este 31 de enero se exigirá la certificación sanitaria para importaciones de productos animales de riesgo medio -como leche refrigerada, mantequilla o algunos quesos-, plantas, productos vegetales y piensos de origen no animal procedentes de la UE, mientras que se eliminan los requisitos de notificación previa para plantas y productos vegetales de bajo riesgo -brócoli o coliflor-.
A partir del 30 de abril, habrá controles físicos y de documentación para productos animales de riesgo medio -como carne-, plantas y productos vegetales.
El último hito será el 31 de octubre, cuando ya entrará en vigor la obligación de presentar las declaraciones de seguridad y protección para todas las importaciones de la UE.
Este nuevo sistema, según el Gobierno, reducirá la carga administrativa y los costes asociados a la importación de productos hacia el Reino Unido, pero para los importadores, de acuerdo con el Instituto de Exportaciones y Comercio Internacional, ha sido motivo de «ansiedad» y «dinero adicional».
INQUIETUD ENTRE LAS EMPRESAS
Para el director de Nazelow Nursery, Jimmy Russo, cuya compañía agrícola ubicada en el condado inglés de Essex importa verduras de Almería (España), el Brexit ha sido un revés para su negocio.
«El Brexit realmente ha complicado y ralentizado nuestra operación, agregando costes y tensiones adicionales a nuestro negocio», dijo Russo a EFE.
Según explicó, el nuevo sistema le ha obligado a considerar la contratación de agentes de importación para lidiar con las exigencias burocráticas.
La directora del influyente sindicato agrícola National Farmers Union (NTU), Minette Batters, señaló a EFE que es «un alivio que estos controles finalmente entren en vigor» después de años de retrasos, porque «las empresas ganaderas deben confiar en que los controles fronterizos salvaguardan la bioseguridad y la seguridad alimentaria del país».
Durante los últimos tres años, los agricultores británicos se han enfrentado «al alcance total de los controles de la UE sobre nuestras exportaciones, mientras que la UE ha disfrutado de un acceso fácil y continuo al mercado del Reino Unido».
«Esta no es sólo una cuestión de competitividad, ya que nuestros agricultores enfrentan costos y trámites adicionales, sino también de bioseguridad de nuestro país», subrayó.
LA PROPUESTA DE BRUSELAS
Por otra parte, la Comisión Europea propuso este martes que las empresas de Irlanda del Norte puedan aprovechar las cuotas arancelarias del Reino Unido con terceros países en ciertos productos, como el cordero de Nueva Zelanda, dentro de la normativa derivada del «brexit».
«La propuesta de hoy se basa en una evaluación cuidadosa de los datos comerciales y responde a las necesidades de las empresas de Irlanda del Norte, al tiempo que protege nuestro mercado único. Espero con interés debatirlo con los Estados miembros», declaró en un comunicado el vicepresidente ejecutivo de la CE Maros Sefkovic.
Si los Estados miembros respaldan la propuesta, «se espera que la UE y el Reino Unido acuerden formalmente la solución en la próxima reunión del Comité Conjunto del Acuerdo de Retirada UE-Reino Unido», indicó el Ejecutivo comunitario.
En concreto, Bruselas propone modificar la sección sobre «bienes que no corren riesgo» de la decisión del Comité Mixto del Acuerdo de Retirada UE-Reino Unido del llamado «marco de Windsor», el pacto político alcanzado entre Londres y Bruselas en marzo de 2023 para resolver problemas derivados del «brexit» en Irlanda del Norte.
La Comisión Europea considera que su iniciativa mantiene el «compromiso» del marco de Windsor de buscar «una solución para que las empresas de Irlanda del Norte puedan utilizar contingentes arancelarios para productos básicos originarios del resto del mundo».
Editado por Sandra Municio