Viena (EuroEFE).- Austria celebra este domingo elecciones legislativas con el partido ultranacionalista FPÖ, miembro del grupo ‘Patriotas por Europa’ en el Parlamento Europeo, al frente de las encuestas con una retórica xenófoba y antisistema que incluso recupera términos del nazismo.
Aunque el ultranacionalista y euroescéptico Partido Liberal (FPÖ) encabeza desde hace año y medio los sondeos, que le dan ahora el 26 % de los votos, la gobernabilidad requerirá de una coalición en la que la clave es si el conservador Partido Popular (ÖVP), su único socio posible, aceptaría ceder la presidencia del Gobierno al líder ultra, Herbert Kickl.
El canciller federal en funciones, Karl Nehammer, cuyo ÖVP ha recortado distancias recientemente con el FPÖ y aglutina ahora un 25 % en intención de voto, reiteró este viernes su rechazo categórico a formar una coalición con Kickl, aunque no ha descartado hacerlo con el partido ultra si ese candidato no estuviera al frente.
«Nosotros no excluimos por adelantado a ningún partido que está en el Parlamento, pero he aclarado con quién no sería posible formar una gobierno responsable y sostenible. El actual líder del FPÖ no cumple estos criterios, por eso lo excluyo«, explicó Nehammer en un mitin en la sede central de partido.
Esta será la primera vez que el militar Nehammer se somete al voto ciudadano, pues asumió el cargo en 2021 como resultado de una cadena de renuncias, en medio de una crisis política que dos años antes forzó la dimisión del entonces canciller, Sebastian Kurz.
Si el ÖVP lograra una victoria in extremis, sería más probable una coalición entre el ÖVP y el FPÖ, pues a los populares les sería más sencillo exigir que Kickl no forme parte del Ejecutivo.
Pero si son los ultras los que logran la primera posición, los analistas ven probable una coalición tripartita del ÖVP con el partido socialdemócrata SPÖ, tercero en las encuestas con hasta el 22 % de la intención de voto, y con los NEOS liberales (12 %).
Ecos del nazismo
El FPÖ, fundado por antiguos nazis tras la II Guerra Mundial, se presenta como una formación de patriotas que rechaza la inmigración y dice defender las tradiciones y la identidad germana del país, bajo el lema de ‘Austria primero‘.
El partido ha recuperado términos del nazismo, como ‘Volkskanzler‘ (canciller del pueblo), empleado por el propio dictador Adolf Hitler, y ahora usado para plantear que Kickl sería el líder legítimo del país incluso si no reúne los apoyos parlamentarios para ser primer ministro.
Eso ha despertado temores de que los seguidores más radicales del FPÖ puedan provocar «incidentes violentos» si el resultado electoral no cumple con sus expectativas, explica a EFE Daniela Pisoiu, directora científica de SCENOR, un instituto en Viena que estudia la radicalización en la Europa germanoparlante.
Herbert Kickl hat sich in Verschwörungstheorien und seiner eigenen Radikalisierung verloren. Mit ihm ist kein Staat zu machen. Wer Herbert Kickl verhindern will, dessen Stimme ist bei mir gut aufgehoben. #wahl24 #orf
— Karl Nehammer (@karlnehammer) September 26, 2024
La migración como amenaza
El partido asume el controvertido concepto de la ‘remigración‘, una ideología etnonacionalista promovida por el extremista Movimiento Identitario, que aboga por que los ciudadanos de origen no europeo sean expulsados a los países con los que tengan lazos para asegurar la homogeneidad racial y cultural del continente.
Pese a tener Austria unas de las rentas per capita más altas de Europa, el FPÖ acusa a la actual coalición de conservadores y ecologistas de causar una «extrema inflación» que, según ellos, perjudica a la clase trabajadora y favorece a los migrantes, que en su opinión reciben excesivas ayudas públicas.
El FPÖ -que en Bruselas comparte filas con Vox y con el partido del húngaro Viktor Orbán en Patriotas por Europa -cuenta con unos seguidores que, en general, son más bien temerosos del futuro y nostálgicos con el pasado, cuenta a EFE Nina Horaczek, redactora jefe del semanario progresista Falter.
El FPÖ fue la fuerza más votada en Austria en las últimas elecciones europeas en junio pasado, con un apoyo significativo entre hombres mayores de 30 años y entre trabajadores de bajo nivel académico.
Odio a las élites
Horaczek explica que los ultras captan votos en varios estratos sociales; por ejemplo, entre la población rural, que ve en las políticas contra el cambio climático una amenaza a su modo de vida.
Pero también en sectores más urbanos y progresistas en temas sociales y de migración, que siguen al FPÖ porque su oposición a las vacunas contra la covid encaja, entre otros, con su defensa de la medicina ‘natural’ y las supuestas libertades individuales.
Kickl explota ese descontento «para desacreditar a partidos dominantes y promover el odio hacia minorías, sobre todo musulmanes, extranjeros, solicitantes de asilo y personas LGBTQI+», según Pisoiu.
💙 UNGLAUBLICH! Ihr seid SPITZE! Danke für diesen sensationellen Start in die heiße Wahlkampfphase. Wir sind bereit, GEMEINSAM KANZLER zu werden. 🇦🇹 pic.twitter.com/0Dsmxnmvbs
— FPÖ (@FPOE_TV) September 10, 2024
El FPÖ se postula además como defensor de la paz en Ucrania, acusando a la UE de fomentar la guerra sin incidir en que ésta fue causada por la invasión rusa.
Pisoiu mantiene que estas ideas son «esencialmente nazis» y están envueltas de una retórica moderna que presenta la migración como una amenaza para las tradiciones austríacas.
Horaczek recuerda que este nacionalismo de extrema derecha tiene una gran aceptación social en Austria desde 1986, cuando Jörg Haider se hizo cargo del partido: desde entonces, el FPÖ ha estado tres veces en el Gobierno, siempre como socio menor en una coalición con el ÖVP.
Editado por Lucía Leal