Uno de cada cuatro europeos vive en las zonas rurales, que representan alrededor del 75 % del territorio de la UE. Acontecimientos recientes, como la pandemia de COVID-19 o la guerra de Rusia contra Ucrania, han demostrado hasta qué punto los productos y servicios de las zonas rurales son cruciales para todos nosotros, independientemente de dónde vivamos. Como líderes regionales europeos, no podemos ignorar los numerosos desafíos a los que se enfrentan hoy en día nuestras zonas rurales y sus habitantes.
La despoblación y la crisis climática podrán poner en peligro el futuro de regiones enteras de Europa. Como se señala en el informe del Comité Europeo de las Regiones sobre el estado de las regiones y ciudades, se estima que 30 millones de personas hayan abandonado las zonas rurales de Europa entre 1993 y 2033. Aún más preocupante es que los jóvenes sean los primeros en irse, dejando atrás a comunidades locales que luchan por prestar servicios básicos y mantener sus economías.
El Comité Europeo de las Regiones representa a los entes locales y regionales de Europa e insta a que se preste más apoyo a las comunidades rurales. Gracias a la invitación del Gobierno de La Rioja y en el marco de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, los dirigentes locales y regionales de la UE se han reunido esta semana en Logroño para debatir y explorar soluciones que apoyen la cohesión territorial y creen oportunidades de crecimiento económico y bienestar en las comunidades rurales.
En muchos países europeos, las consecuencias del éxodo rural son graves. En algunos lugares, pueblos enteros se han dejado vacíos después de que los habitantes empezaran a trasladarse a zonas urbanas. Al mismo tiempo, la crisis climática amenaza la producción agrícola y los recursos naturales, desde el suelo hasta el acceso al agua. En junio, el 40 % del territorio de la UE estaba en situación de alerta por sequía, lo que ha afectado gravemente a las agriculturas. Este año, las cosechas han sido malas en muchas partes de España y Europa. Los agricultores se encuentran entre los más afectados por la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. La Rioja no está sola a la hora de hacer frente a este reto. En todos los rincones de Europa, las ciudades y regiones están buscando soluciones para prevenir las sequías, las inundaciones y los incendios forestales y para hacer que las zonas rurales resulten atractivas para los jóvenes y las familias, mejorando el acceso a la asistencia sanitaria, la educación y el empleo.
Las zonas rurales tienen recursos especiales que podrían aprovecharse mejor en los fondos y las políticas de la UE. La doble transición ecológica y digital podría convertirse en el gran trampolín de las zonas rurales de Europa, ya que éstas pueden contribuir en gran medida a la producción de energía renovable, los sistemas alimentarios sostenibles, los nuevos empleos ecológicos y la conservación de la naturaleza. Sobre todo, la transición debe ser justa, sin dejar a nadie ni a ningún lugar atrás.
Los entes locales y regionales desempeñan un papel importante para enfrentar la despoblación, fuga de cerebros, reducción de la mano de obra, falta de servicios esenciales e inversiones insuficientes.
En concreto, esto significa atraer a empresas innovadoras, garantizar el acceso a empleos de calidad, promover el aprendizaje de nuevas capacidades, garantizar mejores infraestructuras y servicios, reforzar el papel de la agricultura sostenible y avanzar la diversificación de las actividades económicas.
La Comisión Europea y los Estados miembros deben considerar las vulnerabilidades y necesidades de las zonas rurales como criterios importantes para todas las políticas futuras de la UE.
Con la Declaración de Logroño, los dirigentes regionales y locales de la UE enviaron un mensaje claro: para lograr un futuro sostenible, la Unión Europea necesita zonas rurales fuertes y la plena participación de las comunidades rurales en el proyecto europeo.
Editado por Lucía Leal